sábado, 30 de junio de 2012

Hasta siempre Pulgarcito!

Buenas a tod@s!

Son las 6:39 del 30 de junio de 2012. Llega el momento de decir adiós a El Salvador. Creo que nunca os he dicho que a este país le llaman el Pulgarcito de América. 

No os voy a engañar, hoy es un día difícil para mí. Y no me refiero a que salga en unas horas y ni siquiera haya sacado las maletas del armario, sino porque me va a costar mucho despedirme de este país que me ha dado tanto en tan poco tiempo.

Este post, que intentaré ir haciendo a lo largo del día a la vez que hago maletas y preparo todo de la forma menos desorganizada posible, tratará de contar todos estos últimos días que he vivido aquí, aunque los sentimientos y emociones vividas, amigos, eso es imposible de traducir con palabras.

Como os he contado alguna vez, mi trabajo en el proyecto de fortalecimiento de la estructura del sector cultural salvadoreño exigía que pasara muchos días en la Secretaría de Cultura (Ministerio de Cultura en el caso de España) y otros muchos en el Centro Cultural de España en El Salvador. 

Empezando por la Secretaría, tengo que sentirme orgulloso de haberme sentido uno más de ellos desde el momento en el que entré. Realmente debe ser difícil para ellos trabajar con un español, con otra mentalidad y otra cultura de trabajo. Aquí se estila mucho el "ahorita lo hago", que puede significar que "mañana empiezo a hacerlo". Cuando un españolito llega y te llama a los 40 minutos de pedirte algo para ver cómo va debe ser un poco de shock. Pero realmente nos hemos adaptado de forma extraordinaria. He podido aprender mucho de ellos y hemos trabajado de forma eficiente y constante, pero sobre todo, nos hemos divertido trabajando, que es una de las cosas que más valoro y que siempre intento en cualquier sitio donde estoy. 




Ellas son una pequeña parte del equipo con el que he podido trabajar. Ayer les escribí un correo de despedida a las personas de las distintas áreas de la Secretaría con las que más he trabajado y sus respuestas me confirmaron que habíamos hecho las cosas bien. 

Las fiestas de despedidas han sido muchas y variadas, de gente, de ambiente y de formalidad, pero en todas me lo he pasado increíblemente bien y, sobre todo, los amigos españoles y salvadoreños encontrados aquí me han demostrado mucho, en realidad como en estos nueves meses.







Nunca os llegué a hablar muy en profundidad de mi trabajo aquí, pero quizá ahora, que empiezan a verse algunos resultados, sea el momento. Mi labor ha consistido en gestionar un proyecto a favor de la cultura salvadoreña, financiado con fondos españoles y salvadoreños. Entre otros objetivos, se pretende obtener una Ley de Cultura para el país y una Política Pública de Cultura, crear un Sistema de Información Cultural o formar a los agentes culturales del país. Es un proyecto ambicioso que, aunque no cuenta con grandes fondos, sí cuenta con personal entregado a la causa y con la ilusión de todo el sector cultural del país que a día de hoy se ve realmente desprotegido. La idea es favorecer la cultura como forma de prevención de la violencia, que tanto castiga a este país, fomentar el concepto de cultura para el desarrollo.

Este trabajo me ha dado la oportunidad de trabajar con consultores de prestigio internacional y he aprendido mucho de ellos. Era un reto gestionar un proyecto de esta magnitud, y el tiempo dirá si el trabajo fue bueno o no. El proyecto termina en abril de 2013, por lo que seguiré su desarrollo desde España. Les deseo a mis herederos la mayor de las suertes.

Y volviendo al tema de las despedidas, de la que más veces me he despedido es sin duda de mi amiga Ligia. Una de las últimas fue en su casa, con su familia, la que he considerado mi familia adoptiva estos meses.



El jueves celebramos una gran despedida-barbacoa en la terraza de casa. Vinieron amigos de todos los grupos que he conocido aquí. Pasamos una tarde inmejorable.


Con Fernando, mi jefe del Centro Cultural y Georgina, mi jefa en la Secretaría
 









Anoche tocó discoteca para seguir con la ronda de despedidas...





Antes, por la mañana me había despedido de mis compañeros tanto de la oficina técnica de cooperación (OTC) como de los del Centro Cultural.


La parte más dura vino en la despedida de mis compañeros salvadoreños del centro cultural. Se tiene por costumbre que primero el que se marcha dice unas palabras y después los compañeros que les apetece dicen unas palabras de despedida. Mi mensaje fue, como no podía ser de otra forma, de agradecimiento por la acogida, el trato, el cariño, la atención... me he sentido uno más desde el principio y quería que lo supieran, porque así todo ha sido mucho más fácil.

Cuando ellos hablaron vino lo complicado... gran nudo en la garganta que se me formó al escuchar las cosas tan emocionantes y bonitas que decían. Unos tienen más facilidad de palabra, hubo alguno que no quiso hablar y sólo me dio un abrazo, pero de todos y cada uno recordaré su mensaje.


Con Sandrita
Con Antonio



Con Raúl
Gustavo hablando

Tragando el nudo en la garganta
Ligia no pudo hablar nada... se mascaba la tragedia
Despues de que mi amiga y compañera Ligia no pudiera llegar a decir una palabra, el momento se tornó de emotivo a "dramático"... y en esto que Doña Rosita, la señora que se encarga de tener siempre todo listo y limpio en el Centro Cultural, que nunca habla por no molestar, empezó a hablar sin que nadie lo esperase. "Aquí no derramamos lágrimas por alguien fácilmente" empezó a decir, y a partir de ahí una gran cantidad de frases emotivas que me hicieron perder el control que tenía hasta ese momento y desahogar la pena y la alegría que había almacenado estas últimas semanas. Ver a esa gran mujer llorando fue demasiado para un sensiblón como yo.

 

Ya sabéis como es esto del llorar y su contagio, verdad? Pues así acabamos... 

Para salvar este momento de congoja, había un par de pasteles que hicieron volver a recuperar la calma y disfrutar de lo último que íbamos a compartir todos juntos.






Hasta ahora mismo siguen las despedida y los regalos. Es increíble la generosidad de la gente de aquí. Voy cargado de detalles que la gente me ha traído de sus pueblos o bien cosas típicas salvadoreñas, etc.

Antes de empezar con unas reflexiones finales quería dejaros un vídeo que pude tomar de Nilson, el niño apadrinado por el novio de mi hermana, porque he visto vuestras reacciones con ese post y la verdad es que parece que a todos nos llega este tipo de temas.


Si no pasa nada raro, este será el penúltimo post de este blog. Me gustaría cerrarlo con el post de la llegada y las primeras sensaciones de mi regreso a España. Después no tendrá sentido continuarlo... ya sabéis que lo creé al objeto de contar mi experiencia en El Salvador, y esto por desgracia se termina.

Cuando creé el blog en octubre lo llamé la aventura de mi vida, siendo un poco osado ya que no sabía cómo iba a resultar este viaje. Ahora ya sí puedo decir que ha sido la aventura de mi vida, hasta el momento. Además de lo bonito que siempre es conocer países y culturas nuevas, a eso se suma que he cumplido mi sueño de vivir un tiempo en un país en vías de desarrollo. Ahora vuelvo a un país en vías de subdesarrollo, lo cual no deja de provocar cierto miedo en todos los que volvemos a España.
En este país he conocido gente maravillosa, de gran corazón, que me han dado hasta lo que no tenían para ellos. Realmente me he sentido como en casa. No voy a empezar a enumerar ahora lo que me llevo de cada uno de vosotros -quizá en el último post tenga la ocasión- pero sí quiero agradeceros en general el trato que me habéis dado y lo feliz que me habéis hecho. Porque sí amigos, estos nueve meses he sido muy feliz.
Ahora la vuelta a España (antes el tour de Francia). Da algo de miedo por la situación económica que vivís allí, pero realmente voy con confianza y optimismo de poder encontrar un trabajo interesante y, sobre todo, en el que me pueda sentir realizado, como me he sentido aquí.
Sólo me voy a ir con una espinita de este viaje. No he podido conocer al gran Mágico González. Y no creáis que no lo he intentado. De hecho he llegado a conocer a su hijo que iba a hacer de intermediario, pero entre que lo he ido dejando para el final y que cuando lo he intentado él no andaba disponible, no ha podido ser. Como Mágico que es, lleva una vida algo desordenada, como la llevaba en Cádiz, y normalmente duerme cuando el resto de gente está despierta, e imagino que viceversa. Pero espero tener algún día la oportunidad de conocerlo.
Como no puede ser de otra forma, echo de menos a mi familia, a mis amigos, a mi gente, y me va a dar gran alegría volver a veros a todos. Pero vais a permitir que una parte de mí se vaya a quedar para siempre en este país de Centroamérica tan desconocido para el españolito de a pie. 
Me despido ya porque son las 13:57 y aún me quedan maletas por cerrar, la casa por limpiar, ir a un almuerzo de despedida y salir para el aeropuerto, que está a una hora de aquí. Después llegará la nueva-vieja vida, con su rutina, con sus cosas buenas y malas, con el día a día de un sevillano corriente. 
Tengo curiosidad por saber cuánto voy a echar de menos esto y cuánto me va a pedir el cuerpo que este blog tenga una segunda parte... de momento, lo dejamos como en las películas, con final abierto.
Muchas gracias a todos por seguirme!
A volar!


viernes, 29 de junio de 2012

El niño del cafetal

Hola a tod@s!

Esto se acaba, como río que indefectiblemente va a parar a la mar... sí, sé lo que estáis pensando, pero así somos los poetas... Quedan tres días, dos en Canarias, y parece mentira que dentro de un suspiro vaya a estar paseando por la Campana, por la Caleta, o por el Pasquín... Pero así es la vida, de caprichosa, a veces negra, a veces color rosa... esto daría para hacer una canción, ¿verdad?

Para próximos posts, que los habrá, os hablaré de muchas cosas que están pasando estos últimos días, pero éste tiene una finalidad única: contar mi experiencia del pasado martes...

La semana pasada mi hermana me escribió para comentarme que a Álvaro, su novio, le habían asignado un nuevo niño apadrinado en la ong Ayuda en Acción y que, casualmente, era de El Salvador. Ella sabía de mi escaso tiempo esta semana, pero me lo comentó por si pudiera sacar un hueco e intentar averiguar algo de este niño. La cuestión es que tras acudir a la sede de esta ong en San Salvador, que se encuentra casi al lado del Centro Cultural de España en el que trabajo, me comentaron que iban a intentar localizar al niño y que, en caso de que la familia estuviera de acuerdo, podrían organizar una visita para ir a conocerlo.

Al día siguiente me llamaron confirmándome que todo había ido bien y que el niño se encontraba en Salcoatitán, en la llamada Ruta de las Flores, como a una hora y media de San Salvador. El martes a las 7 de la mañana salía para allá con Neftalí e Ismael, dos miembros de la ong, que me tenían preparada una completísima agenda para conocer todos los proyectos de la ong en la zona y, por supuesto, al niño y su familia.

Lo primero que vimos al llegar fue un comedor que habían construido en una escuela. Fuimos clase por clase saludando a los niños, que mostraban gran emoción al conocer a uno de esos "amigos" españoles que les ayudaban con ese sistema de apadrinamiento. Antes de tener este comedor, los niños comían sus platos en el suelo o sentados en troncos, etc. Una de las maestras me contaba que las condiciones de higiene al poder comer en una mesa habían mejorado muchísimo.


Tras hacer otras visitas que ahora os contaré, volvimos a esta escuela para almorzar con los niños, que ese día tenían chaomín con arroz.








Cuando ya me iba, una maestra me llamó para que acudiera a su clase. Cuando entré todos los niños me regalaron unas tarjetitas como éstas. El agradecimiento sincero de la gente fue la tónica general de toda la visita. Es increíble como valoran tanto la pequeña ayuda que les damos desde España. Con la foto final de grupo terminó la visita a esta escuela, ya con comedor gracias a Ayuda en Acción.



De ahí, y subidos de nuevo en la pick-up de la ong, fuimos a una comunidad, a la cual se había ayudado al otorgarles un derecho básico de la persona, el acceso a una vivienda. Llegamos a la comunidad y, sentados en círculo, algunos habitantes de la misma me fueron contando cómo habían cambiado sus vidas desde que la ong empezó a colaborar con ellos. Me contaban como antes vivían entre chapas, entre las que se filtraba el agua, se colaban todo tipo de animales insanos y la humedad calaba los huesos de sus niños.

En sus palabras se notaba la emoción que les suponía tener una representación de uno de tantos españoles gracias a los cuales sus vidas habían dado un giro de 180 grados. Me enseñaron con orgullos sus casas, a la vez que me mostraban cómo eran antes, ya que donde vivían había quedado como buhardilla y cocina. La diferencia era tan grande que uno no se imagina cómo podrían vivir en esas condiciones.

La casa nueva y el sitio infrahumano en el que vivían antes




Cocina de leña
 
Después de dejar a estas personas tan orgullosas por sus casitas nos fuimos a conocer al niño apadrinado. De momento sólo lo veríamos un momento en su escuela, ya que tendríamos toda la tarde para estar con él y toda su familia.



Aquí está el elemento
 


Con Nilsony su primo Ever
Con gran vergüenza nos recibió Nilson Iván, que así se llama el niño de 10 años que apadrina Álvaro, aunque como veréis después se le fue pasando. Su primo Ever también estudia en su misma clase.

De ahí nos fuimos al pueblo de Juayua, en el que Ayuda en Acción está colaborando en temas de protección civil. Es un pueblo que se encuentra en una zona de alto riesgo de terremotos, lluvias torrenciales y erupciones de volcán, por lo que saber actuar en situaciones de emergencia y tener recursos para sobrevivir en esos momentos en vital para ellos. Me estuvieron contando muchísimas cosas interesantes de cómo se organizan en comunidad, cómo gestionan sus recursos. Verdaderamente son un ejemplo del que seguro que tendríamos mucho que aprender allá en Europa.


Después de almorzar en un pueblecito precioso llamado Ataco fuimos por fin a la casa de Nilson. Esta familian son nada menos que los padres, once hijos y una nieta. Son colonos, es decir, trabajan para un dueño de las tierras, cultivando café y, a cambio, este señor les deja un pequeño espacio para que coloquen sus chapas y vivan en su propiedad. La dependencia con el patrón es total y, en mi opinión, que todavía existan estas situaciones de feudalismo en pleno siglo veintiuno merecería muchos comentarios que quizá ahora no sea el momento de hacer.





Aquí le entregaba a Nilson la carta y las fotos que Álvaro me había hecho llegar
Las horas que pasé con esta familia pasaron volando. Al llegar a su terrenito nos sentamos todos en círculo y uno a uno fuimos presentándonos y diciendo unas palabras. Todos mostraban su agradecimiento y orgullo porque su hijo o hermano Nilson hubiera sido apadrinado y me mandaban grandes saludos para Álvaro. Se les veía muy contentos a todos, de esa felicidad que muchas veces no se puede explicar con palabras. El padre habló de la falta de oportunidades que él tuvo de pequeño y de lo que ahora se esforzaba porque sus hijos pudieran ir a la escuela y, aunque no lo dijo, se intuía su ilusión porque sus hijos algún día pudieran salir de esos cafetales y volar libres, sin el pie del patrón posado sobre sus cabezas.

Nilson es un niño inquieto, tímido al principio, pero risueño y vital. Está pelado a la ola, como dicen aquí, rapado al uno y con ese flequillito que le da un aspecto de niño gamberro que no parece que vaya mucho con su forma de ser. Llevaba puesta la camiseta que Ayuda en Acción le dio cuando entró a formar parte del programa de apadrinamiento, a finales del pasado año. Y la lucía con orgullo, al igual que la mochila que también había donado la ong.

Les expliqué las fotos, quién era su padrino, por qué llevaba esa gran bandera del Betis, por qué mi hermana iba vestida con ese traje tan desconocido para ellos (de flamenca) y les conté la ilusión que su carta de presentación había hecho a su padrino y a todos los que la leímos.







La carta la leyó su hermana Nancy Araceli
El padre viendo las fotos
A cambio, Nilson me entregó otro paquete para que se lo diera de su parte a su padrino, así que no sé que tendrá en su interior, pero éste es el momento.


Estuvimos haciendo algunas dinámicas o juegos que nos enseñó Érika, miembro de Ayuda en Acción en la zona, y que preparó de forma espectacular la agenda. Mi agradecimiento a ella y a todo el equipo por su gran gestión. Pasamos un rato muy divertido con estos juegos.







El padre de familia nos llevó a enseñarnos el pequeño huertito que el patrón les había permitido sembrar en un pequeño trozo de tierra. Allí tenían siembras de frijol, maíz, chile, repollo... y eso les daba para tener un pequeño respiro en la época de cosecha. Apostaría a que le dan al dueño del cafetal parte de lo que recolecten como agradecimiento a "todo" lo que este señor hace por ellos.



Ahora os quiero enseñar algunas fotos de su casa. Sólo pensad por un momento cómo debe ser vivir unas quince personas en un sitio como ese. A lo que podéis ver, ahora sumadle que no tienen agua corriente ni electricidad, que su día termina con la puesta del sol y que cuando llueve el agua se cuela por todos los rincones. Mejor no imaginarlo, ¿verdad?



Pues ahora imaginaros que dentro de esas cuatro chapas en condiciones infrahumanas vive una familia feliz, que disfruta la vida todo lo que pueden y que se contentan e incluso dan gracias a Dios por lo que les ha regalado... eso sí que cuesta imaginarlo, ¿verdad?


 
Después de conocernos un poco mejor era el momento de seguir conociendo proyectos de ayuda en Acción en la zona, pero esta vez sería aún más divertido, porque nos acompañaba Nilson y toda su familia.


En esta ocasión fuimos a una escuela, con apenas un año de vida y que había sido construida por la ong y la AECID. Las instalaciones eran verdaderamente buenas e incluso en un aula tenían ordenadores para cada niño. Las maestras nos contaban que la escuela que estaba antes no contaba con unas mínimas condiciones para impartir la enseñanza. Ahora, sin embargo, decían que terminaba el horario escolar y los niños no se querían volver a sus casas






Y, de pronto, vino uno de los mejores momentos del día. Unos niños estaban jugando en el campo de fútbol de la escuela cuando a érika se le ocurrió pedirles que dejaran jugar a todos los hermanos de la familia de Nilson. Pero la cosa fue a mayores y terminamos jugando todos. Al portero de nuestro equipo se le veían maneras de jugador bueno...



Aquí estaban marcándome lo que viene siendo un gol
Qué estilazo... quien tuvo retuvo (sobra la barriga en la foto)

Grande Nilson
Exhausto tras el esfuerzo (recordé porque siempre me ponía de portero...)

Después vino la foto de recuerdo de la visita a la escuela con la familia, las maestras y toda la gente que se quiso poner. Aquello era una fiesta, la de la alegría de poder tener una escuela en la que formarse y prosperar, y había que celebrarlo.


La siguiente parada era la visita a unas cantareras. Este proyecto que llevó a cabo Ayuda en Acción consistía en acercar el agua a unas comunidades apartadas de la civilización. Me contaban los beneficiarios que, antes de esta obra, se levantaban a las 3 de la mañana para andar los dos kilómetros que los separaban del depósito más cercano, con el riesgo de ir andando por esas carreteras sin iluminar, con niños pequeños, etc. Ahora lo tenían tan cerca que podían ir todos los días a por agua. Llenaban sus grandes cántaros y ya tenían agua para lavarse, beber, etc. Parece mentira que con lo importante que es el agua para el ser humano, para muchos de ellos sea una auténtica odisea conseguirla... y nosotros lo tenemos tan fácil con girar la ruedecita del grifo, ¿verdad?










Me estoy acordando de la cara de ilusión que puso Nilson cuando Neftalí le dijo que para terminar la jornada íbamos a ir todos juntos a comer pupusas. La "pequeña" familia de Nilson, los miembros de la ong y un servidor prácticamente copamos toda la pupusería, y disfrutamos como niños con unas riquísimas pupusas locas, que son aquellas que llevan de todo... te comes una y ya hasta el año que viene.



¿A que se le nota que es un niño especial?
 






Esta niña también es sobrina de Nilson, hija de su hermana mayor
Como podéis ver, varios de los hermanos de Nilson tienen problemas en la vista. Pude preguntar por esta cuestión a un miembro de la ong y me comentó que era un problema hereditario y que desde Ayuda en Acción iban a intentar llevar a todos los miembros de la familia al oftalmólogo para ver si con unas gafas podrían corregir esos problemas. Ojalá pueda ser así.

Llegó el momento entonces de ir a dejar a la familia a su finca y de despedirnos de la forma menos triste posible, después del día tan especial que acabábamos de vivir...



Nilson le regaló a su padrino una foto de su "graduación"
 

No puedo explicaros lo agradecidos que estaban todos los miembros de la familia. Realmente se sentían parte de la familia del padrino de su hijo Nilson, y es que, en verdad, tienen un vínculo que puede ser más importante que el que tenemos muchas veces con familiares de sangre.


La vuelta a San Salvador fue alegre. Quizá no tenga la oportunidad de volver a ver a Nilson y su familia, pero me fui con la satisfacción de ver que mucha gente puede vivir un poquito mejor por las aportaciones que unos amigos o padrinos hacen desde España. Estamos hablando de necesidades básicas del ser humano, no de lujos o caprichos. Hablamos de agua, vivienda digna, educación, seguridad ante catástrofes... hablamos de cosas serias, de problemas que cuestan vidas.


No voy a entrar en la frase fácil de que eso sí son problemas y no los nuestros, pero sí quizá deberíamos muchas veces pensar lo que tenemos antes de quejarnos. Somos verdaderos afortunados de haber nacido donde hemos nacido, con las oportunidades que ya tenemos desde la cuna, y muchas veces no valoramos que tenemos agua para lavarnos y ropa para no pasar frío.


También sé cómo está España y el esfuerzo que todos estáis haciendo por llegar a final de mes, por lo que pediros cualquier esfuerzo quizá sea incluso un atrevimiento excesivo por mi parte, pero sólo quiero deciros que se hacen cosas, que vuestro dinero sirve, y mucho. Tristemente muchas veces somos como Santo Tomás y, hasta que no vemos, nos creemos. Pues yo he tenido la gran suerte de ver, y os puedo asegurar que Ayuda en Acción trabaja por los más necesitados, y lo hace muy bien, administrando los recursos con cabeza e invirtiendo en cuestiones verdaderamente importante.

Si pensáis que un euro al día no es una cantidad que os pueda perjudicar en exceso, no os lo penséis y apadrinad, porque yo sí que os puedo asegurar que ese mismo euro para mucha gente en El Salvador es una fortuna. El solo hecho de pensar que gracias a ti una familia puede vivir de una forma un poco más humana es un motivo para hacer el pequeño o gran esfuerzo de apadrinar un niño.


Me viene a la cabeza este precioso pasodoble de Los Currelantes de Jesús Bienvenido, que perfectamente podría ser la historia de Nilson, el niño del cafetal.


Estoy muy agradecido a todos los que tuvieron algo que ver en la visita a Nilson y su familia. Ha sido una de las experiencias más bonitas y enriquecedoras que me llevo de este país. Ojalá Nilson y sus hermanos tengan la oportunidad de seguir estudiando y, en un futuro, junto con sus ganas e ilusión, puedan ayudar a sacar este país adelante.



De momento, me conformo con que este post nos sirva a todos para reflexionar un poco sobre las desigualdades estructurales de este planeta y sobre la importancia de estar eternamente agradecidos por habernos tocado vivir en ese grupo selecto de "ricos" que, con más o menos crisis, pueden levantarse cada mañana pensando que vive en el primer y exclusivo mundo.

Y de verdad, si podéis, apadrinad un niño... al fin y al cabo...


Hasta pronto amig@s!