Hola amig@s!
Qué tal va todo? Yo llegué esta mañana a San Salvador después de un viaje inolvidable de unas dos semanas por Costa Rica. Ya pasaron las navidades, fin de año y reyes, ya pasaron las fiestas. Toca ponerse la pilas con el blog para contaros todo lo que me ha pasado desde la última vez que escribí... el día de Nochebuena, si no recuerdo mal.
Os aviso de que este post va a ser largo y, seguramente, sólo los más fieles a la lectura de mis historias aguantarán hasta el final, porque toca contar mucho y, sobre todo, ver mucho... Costa Rica es un país impresionante.
Voy a intentar ir contando el viaje de forma cronológica...
El viaje empezó el día 26 a las 3 de la madrugada. Nos esperaban unas cuantas horas de bus hasta llegar al destino... concretamente fueron al final 23 horas y media. Un viaje de locura en una compañía que prometo no volver a visitar llamada King Quality... calidad de Rey en español... no sé a qué Rey se referirá, pero al nuestro seguro que no, porque vaya compañía mala, impuntual, y todos los adjetivos negativos que queráis ponerle. Ya os contaré más detallitos cuando hable de la vuelta.
En las fronteras es uno de los lugares donde más claramente se puede uno dar cuenta de que estamos en países en vías de desarrollo. Es tan extraño ver a tanta gente haciendo cola para poder sellar un pasaporte, abriendo las maletas para que un hombre te las revuelva un poco y te diga que todo correcto, horas de espera sin sentido en las que te sientes más una mercancía que un turista. Encima por cada paso de país hay dos fronteras, una la del país que abandonas y otra del país al que llegas... se hace interminable el proceso.
Por fin llegamos a San José (capital de Costa Rica) cerca de las tres de la mañana del día 27 y tocaba descansar para empezar la aventura al día siguiente con ganas.
Cuando estuve en Antigua Guatemala tuve la oportunidad de conocer mucha gente de toda Latinoamérica, y entre ellas, a una compañera de Costa Rica con la que finalmente organicé todo este viaje a su país. Gracias a eso, me he movido en el país como pez en el agua, viendo cosas que realmente merecían la pena y conociendo a gente (familia y amigos suyos) con los que he pasado grandes ratos.
El primer día estuvimos conociendo la capital y fue un día más bien relajado, para compensar el gran viaje que tenía a mis espaldas.
Los tres siguientes días nos fuimos al Caribe. No puedo describiros la maravilla que es el Caribe en Costa Rica... Las playas paradisíacas que encuentras en toda Centroamérica se duplican en esta parte del país. En el mismo pueblo te puedes encontrar los guiris más rubísimos con los rastafaris más hippies o los típicos viejos negros estilo Morgan Freeman, todo ello en un ambiente de tranquilidad extrema en el que parece que todo va a cámara lenta. Os acordáis del anuncio aquel que decía "me estás estresaaaando". Pues igual, todo tranquilo tranquilo.
Estuvimos en tres zonas distintas: Puerto Viejo, donde nos quedamos a dormir porque de allí era Andrea, una amiga de Cata que nos dejó alojarnos en su casa con la mayor hospitalidad posible, Cahuita, donde pudimos visitar un bosque en el que pude ver monos de todo tipo, mapaches, iguanas, zopilotes sin premio, etc., y Manzanillo, que merece un párrafo aparte.
Os pongo algunas fotillos de estas zonas tan increíbles.
Impresionante, ¿verdad? Yo no podía dejar de pensar la suerte que estaba teniendo de poder ver esos increíbles paisajes de mar, tierra y vegetación... la mezcla perfecta.
En esto que llegó el día 30 de diciembre. En los planes estaba desplazarnos a Manzanillo con el objeto de hacer snorquel, que yo no tenía ni idea de lo que era hasta ese momento, pero mayormente consiste en meterse en el agua con unas gafas de buzo y un tubo para poder ver la vida que existe bajo el mar, como diría el cangrejo de la Sirenita.
Pues andaba yo así...
...como veis, disfrutando de los fondos marinos, nadando con los peces, con una tranquilidad espiritual plena debajo del agua. Una experiencia que os recomiendo porque ya querríamos en la tierra disfrutar de la paz que existe en las profundidades.
Pero como todas las cosas buenas, el snorkel tuvo su fin, momento en el cual me salí del agua y fui directamente a por la toalla para secarme. Pues bien, eso fue lo único que encontré, la toalla. Alguna buena persona que pasaba por allí decidió que mi bandolera no me hacía falta y que él le daría mejor uso. Sólo se llevó mi cartera con 200 dólares, las tarjetas bancarias, mis gafas de sol, las de ver, mis llaves, el billete del bus, el pasaporte y el visado. Y, sobre todo, lo que nunca podré recuperar, la cámara de fotos con todas las que había hecho desde que empecé el viaje.
La sensación al darme cuenta de que se lo habían llevado fue de "esto no me puede estar pasando"... de repente me vi en un país extraño sin dinero, sin documentación... sin nada! Cuando después de unos primeros momentos de shock pudimos reaccionar fuimos a una comisaría de policía turística a poner la denuncia correspondiente. Me dijeron que tenían que dar parte a la Interpol para que anularan mi pasaporte... eso me sonó a algo serio.
Después me puse a pensar en el nombre del país... Costa Rica... claro joé, no va a ser rica la costa... como a todos los guiris le quiten todo lo que me quitaron a mí, ya quisiera el Urdangarín vivir allí. Aunque también es verdad que dejando mis cosas en la arena y metiéndome en el agua a mirar peces, más que guiri fui un poco guiripolla... pero bueno, de todo se aprende, y en vez de venirme abajo y cargarme lo que me quedaba de viaje, decidí pensar que lo perdido era todo material y que lo material se termina perdiendo, más tarde o más temprano, pero lo importante en la vida son otras cosas que de momento están lejos de perderse. Así que levanté la cara y decidí seguir con ilusión los 10 días que me quedaban en el país. Bueno, con ilusión y con todo el dinero que me fue dejando mi amiga, porque con ilusión sólo no se come.
Lo que si me dio pena perder fue la cámara, sobre todo porque ya es una maldición de que mis tres últimas cámaras no han durado más de medio año... la primera se cayó al suelo, la segunda a un jacuzzi, y la tercera fue robada... Perdí todas mis fotos de la nochebuena, del viaje y de los tres días de Caribe... había fotos verdaderamente preciosas. Como podéis imaginar, las fotos que he puesto anteriormente no son mías (salvo la que estoy debajo del agua que me la hizo un amigo con su cámara acuática), pero si no os digo nada ni os dais cuenta, ¿verdad? Me las pasó mi amiga de otras veces que estuvo por el Caribe.
Ahora os imagináis que las siguientes también las tomé yo, e incluso que el que lleva las aletas y el tubo también soy yo.
Una de las cosas más curiosas es que minutos antes de salir hacia Manzanillo me vino una especie de intuición que me hizo ir a mi bandolera y sacar una cosa para dejarla en casa y no llevarla a la playa. Esa cosa era el cuaderno donde tenía escrito unos bocetos de varios tangos para el coro y también donde iba escribiendo anécdotas del viaje para contarlas después en el blog. Qué grande la intuición, eh? Y en vez de decirme que sacara el dinero y la cámara, me dijo que sacara el cuadernito... como diría aquél, ¡manda cojones!
Unas horas después del robo, y sabiendo mi afición por la fotografía, mi compañera de viaje decidió dejarme su cámara para que la tomase como mía para el resto del viaje, y entonces me alivié bastante porque ya podría ilustraros todo con imágenes, y ya sabéis que a veces valen más que mil palabras.
Al día siguiente era 31 y partimos hacia el Pacífico para pasar fin de año con la familia de Cata, que así se llama mi amiga. La casa estaba en un residencial muy bonito con unos manglares justo al lado. ¿No sabéis lo que son manglares? Pues aquí lo tenéis...
Esto es un manglar |
La tradición dice que hay que ir a la playa a ver la última puesta de sol del año. Y allí que nos fuimos a esperar que el sol desapareciera en el horizonte por última vez en el 2011. Fue muy bonito y relajante, y además pude conseguir unas fotos muy originales.
Tras la puesta de sol, nos prepararnos para recibir el año nuevo al estilo costarricense. Nos fuimos al bar de la urbanización con todos los vecinos a cenar y beber hasta que llegara la medianoche. Entonces pusieron en la radio la emisora Radio Reloj, en la que un hombre muy serio decía faltan cinco minutos para las doce, faltan dos minutos... y así hasta que todos en círculo y abrazados empezamos a gritar una cuenta atrás que llevó a las 00:00, momento en el que explotó aquello de alegría y todos empezamos a abrazarnos y desearnos lo mejor para el 2012. Como véis, bastante parecido a España. Ah, se me olvidaba, minutos antes de llegar las doce repartieron unas bolsitas con gorros, antifaces, collares... para recibir el año con Carnaval!! Sí, lo sé, me persigue, pero para una vez que me voy a poder disfrazar estando aquí en Centroamérica no perdí la oportunidad...
Ésta ha sido la primera vez que he pasado estas fiestas fuera de casa, pero me sentí muy cómodo tanto en nochebuena con mis amigos salvadoreños como en fin de año en Costa Rica. Además, el día 31 pude contactar por la webcam con mi familia y fue bonito también vivir la despedida de 2011 con ellos, aunque fuera en la distancia.
Al día siguiente, playa! Mucha playa! Era tan curioso pensar que un 31 de diciembre y un 1 de enero estuviera tirado en la arena quemándome literalmente...
Un poco de postureo |
También el día 1 de enero pude contactar con mi familia en España y comprobar que el regalito que le había preparado en la distancia a mi sobrina les gustó mucho a todos. Espero que, aunque sea con fotos, me tenga presente hasta que vuelva y no se olvide de su tito salvadoreño.
El día 2 salimos hacia el norte del país, concretamente a la zona llamada La Fortuna de San Carlos y que tiene como referencia El Arenal, un volcán muy conocido que hasta el año pasado estaba echando lava. Aquí estuvimos dos días, en los que pudimos ver paisajes impresionantes.
Hotel donde nos alojamos: Tropical Paraiso |
El primer día visitamos un un bosque tropical lluvioso cuya gran atracción eran unos puentes colgantes a varios metros de altura, y que tenía una variedad de fauna y flora indescriptible.
Animal llamado pizote, éste con el rabo cortado |
Nunca he visto tantos verdes distintos |
Había una cascada dentro del bosque muy bonita también.
Llegó un momento que estábamos tan altos que pudimos tener acceso a estas vistas...
Animal llamado zaíno, parecido al jabalí y algo peligroso |
La gastronomía durante el viaje tampoco ha estado nada mal... buena cocina en Costa Rica. Algunos ejemplos...
Al arroz con frijoles le llaman gallo pinto |
Al día siguiente del bosque fuimos al Parque Nacional El Arenal. Aquí pudimos ver el volcán de mucho más cerca y volver a ver paisajes verdes de los que salen en las películas. Además podías cerrar los ojos y escuchar cuarenta tipos de aves cantando... una verdadera coral polifónica.
El Paraiso debió ser algo parecido a esto |
Lo único negativo de la ruta fue que había estado lloviendo mucho todo el día y terminé comprobando que el barro era de buena calidad en un par de ocasiones... pero por lo demás, ya me diréis si es o no una maravilla Costa Rica...
Al día siguiente nos levantamos con la intención de seguir por la zona pero al ver el día cerrado y muy lluvioso decidimos levantar el campamento y tirar para la playa. Es sorprendente como en una hora de carro (coche) te plantas en un microclima completamente distinto... de lluvia y mal tiempo a un sol esplendoroso y unas ganas de playa impresionantes. Fuimos a lugar que se llama Nicoya, concretamente a Playa Avellana, una playa casi virgen y sede de surferos.
Esa noche nos alojamos en casa de Ana, otra amiga de Cata, que junto con su marido nos invitaron previamente a cenar en un italiano de gran categoría.
Cuando ya nos íbamos de Nicoya tuve una alucinación y, por un momento, pensé que estaba llegando a Sevilla...
Los dos últimos días estuvimos en la capital, en San José, y aproveché para volver a tomar las fotos que hice a comienzo del viaje y que desaparecieron con mi cámara. San José o, al menos, la parte que yo conocí, no es lo más bonito de Costa Rica, pero tiene algunas cosas interesantes que ver.
Aunque en tanto tiempo la gente que va en el bus terminamos siendo una pequeña familia, porque en las fronteras te da tiempo a conocer a todo el mundo e incluso tener charlas interesantes.
Llega a tal punto lo bochornoso de esta compañía que estando guardando cola en la frontera de Costa Rica con Nicaragua en la que llevábamos ya como hora y media, vienen las dos azafatas y nos dicen que las acompañemos... las seguimos y nos ponen a unos 12 pasajeros casi los primeros de la cola. Evidentemente empiezan a decirnos de todo los que llevaban horas de cola. Encima apenas fue descarado porque entre esos 12 a los que nos colaron iban 4 monjas con sus hábitos y todo. Cuando nos vimos en aquel linchamiento público sin comerlo ni beberlo empezamos a buscar a las azafatas y se habían largado, dejándonos allí con aquel "marrón". Al final llegó la policía y nos echó de nuevo a nuestro sitio en la cola, bastante más para atrás... las monjas no sabían ni dónde meterse... Cuando a las dos horas volvieron las azafatas tan tranquilamente les eché una bronca que se pusieron más azules que el traje que llevaban.
Después de explicarle a varios agentes de migración el motivo de tener un pasaporte provisional y todo ese rollo por fin pudimos llegar a la capital de El Salvador.... hogar, dulce hogar!!
Este fue, resumiendo mucho aunque no lo creáis, mi viaje de vacaciones a Costa Rica... un viaje intenso y que ha tenido de todo, emociones de todo tipo, pero del que guardaré un gran recuerdo para siempre.
Es la 1:36 de la mañana y tengo mucho sueño. Este post ha sido maratoniano, pero espero que alguien haya llegado hasta aquí. Estos últimos días sigue mi racha de mala suerte, que ya está llegando a ser un caso de estudio, pero eso os lo contaré en el siguiente post, porque hoy ya no puedo más!
Feliz año a todos y muchas gracias por seguir queriendo saber de mí!
Hasta la próxima!
Pd.- Por cierto, el título del post es porque en Costa Rica, igual que te dicen hola o buenos días, te dicen "pura vida". Es un saludo que me parece precioso y que merece dar título al post de hoy.